Con la llegada del verano y del calor algunos insectos como las hormigas salen de su escondite y hacen acto de presencia en nuestro hogar, alterando la tranquilidad de todos los que lo habitan.
En los supermercados y las grandes superficies podemos encontrar multitud de productos para acabar con ellas, pero la mayoría de ellos no pueden emplearse en lugares tan singulares como la cocina. La presencia de insecticidas es altamente perjudicial para la conservación y el posterior cocinado de los alimentos, así como para la higiene de esta estancia tan particular. Por ello, en la cocina debemos recurrir a remedios caseros para acabar con esta plaga que cada año amenaza nuestra casa.
¿Qué hacer para evitar la presencia de hormigas en la encimera o la despensa?
Impregnar una bayeta con un chorro de limón o vinagre mezclado con agua y pasarla por la encimera suele ser suficiente para que las hormigas no se paseen más por esta superficie de la cocina. Estos artrópodos no aguantan la intensidad de estos ingredientes; por ello desde antaño son considerados como excelentes remedios para combatir de manera natural a estos insectos himenópteros.
En el caso de las despensas y alacenas, un buen recurso puede ser colocar hojas frescas de menta, albahaca o hierbabuena en el interior de estos muebles. El olor de estas hierbas aromáticas es un eficaz repelente de hormigas, por lo que ayudará a que estos molestos insectos no se acerquen a ellos.
También puedes espolvorear café, canela o chile en polvo, e incluso poner un poco de canela en rama, pimienta negra o clavo en los rincones de las despensas. El aroma que desprenden mantendrá alejadas a las molestas hormigas.
¿Cómo impedir que se paseen por el suelo?
Ya hemos hablado del poder repelente del limón y del vinagre. Por ello, una de las mejores opciones es fregar los suelos de la cocina con agua tibia mezclada con estas sustancias. Añadiendo al agua de nuestro cubo un generoso chorro de vinagre o el zumo de dos o tres limones podremos mantener a raya a las hormigas.
Asimismo, si queremos, podemos espolvorear polvos de talco por los rincones, así como debajo de los muebles y detrás de las puertas. De este modo evitaremos que alguna intrusa se cuele en nuestra cocina procedente del exterior.
Si no queremos que nuestra cocina huela a limón o a vinagre, podemos recurrir al ácido bórico, tradicional insecticida que también se emplea en medicina y para la conservación de alimentos. Es un potente veneno para los insectos. Puedes mezclarlo con agua y limpiar con ella el suelo de esta estancia.
Si, por el contrario, no puedes hacer frente a la presencia de estos artrópodos, lo más sencillo y eficaz es que te pongas en contacto con una empresa especializada en control de plagas. Sus profesionales localizarán el hormiguero y actuarán de manera satisfactoria para acabar con el problema de raíz.