Almacenes, comercios, parques públicos, alcantarillas, garajes o incluso casas particulares. Cualesquiera de estas localizaciones puede verse afectada de un momento a otro por una plaga de roedores, que suelen actuar de noche y sin ningún tipo de miramiento por aquello que se conserva en su interior.
Como bien indica su nombre, sus dientes incisivos pueden llegar a ser fatales para los muebles, aunque sin duda alguna el mayor peligro de las ratas viene arrastrado por la propagación de enfermedades como la Rabia o la Triquinosis. Acabar eficazmente con este tipo de plagas es cosa de especialistas, por lo que la mejor opción para erradicar su presencia es observar con atención sus movimientos rutinarios y elaborar un plan de desratización adecuado al entorno y a las circunstancias.
Pistas para detectar la aparición de ratas
Aunque se trata de animales muy inteligentes y cuya nocturnidad impide que sean vistos con facilidad, lo cierto es que suelen dejar tras de sí marcas e indicios de su paso por el pavimento. Habitualmente, elaboran una vía de paso que siempre suelen utilizar para llegar a su destino de interés. Además, la presencia de pequeños excrementos puede evidenciar la proximidad del animal y la cantidad de roedores que configuran su particular colonia.
Cabe añadir que, por lo pronto, se trata de un tipo de mamíferos que acostumbran a vivir en sociedad, por lo que detrás de un ejemplar pueden esconderse grupos más grandes de roedores. De ahí la importancia de evidenciar y describir con detalle el tipo de plaga que nos afecta, puesto que en función de sus características variará el patrón de actuación.
¿Desratización pasiva o activa?
Existen dos modelos de intervención que pueden ser aplicados en la exterminación de este tipo de roedores. Mientras que la desratización pasiva configura una acción preventiva para evitar que, principalmente en espacios abiertos, las ratas se reproduzcan de manera descontrolada, la desratización activa lleva a cabo planes ofensivos para acabar con plagas de roedores ya establecidas en una localización precisa.
Los productos químicos y biológicos suelen utilizarse en este último modo de actuación, puesto que es la única vía posible de erradicación completa. No obstante, deben tenerse muy en cuenta tanto la seguridad del ser humano como las condiciones ambientales del lugar de aplicación, ya que la fumigación de sustancias tóxicas o raticidas puede no ser efectiva si la climatología que rodea al plan de desratización es inadecuada.
Trampas caseras, ¿una buena solución?
Tanto los cebos como el veneno pueden resultar métodos eficaces para acabar con la presencia de ratas en nuestras inmediaciones. Las trampas de madera, las ratoneras de plástico, los ahuyentadores o los cepos con comida constituyen soluciones viables siempre y cuando nos encontremos ante plagas poco numerosas o controladas y se utilicen por separado. Puesto que se trata de animales muy resistentes, tras varias generaciones las ratas pueden llegar a desarrollar tolerancia a algunos tipos de productos venenosos, así que es conveniente actuar con precisión y eficacia desde el inicio de la operación.