Una desratización es controlar los roedores para evaluar si hay una plaga o infestación, analizando las características del lugar y todos los datos para determinar el problema y eliminarlo cuanto antes.
Para llevar a cabo la desratización se suelen aplicar diversos métodos de control químicos o no químicos, eligiendo el técnico siempre el más adecuado según cada caso.
Métodos de control químicos
- Cebos parafínicos: se utilizan químicos anticoagulantes que provocan la muerte de los roedores entre 3 y 7 días después de ingerirlos. Al tardar tanto tiempo, los demás roedores no lo relacionan con el veneno, por lo que lo tomarán si se lo encuentran en su camino. Son bloques compactos que se mezclan con productos alimenticios, por lo que resultan muy atractivos para ellos.
- Cebos líquidos: se ponen en zonas en las que el agua es escasa o inexistentes, así se lo beberán rápidamente y actuará cuanto antes.
Métodos de control no químicos
Las trampas son muy habituales para casi todo tipo de lugares, ya que tienen una eficiencia muy alta. Pueden ser de resorte, adhesivas o de captura viva, y entre sus ventajas destacan los resultados rápidos, su seguridad y que puedes pillar al roedor muerto.
Estas trampas se recomiendan en este tipo de situaciones:
- Hay posibilidades de que se contaminen alimentos.
- Existe un riesgo debido a que hay niños o mascotas en el lugar.
- Los roedores no consumen el cebo.
- Hay posibilidad de que el roedor muera en un lugar inaccesible y, por tanto, no se pueda recuperar su cadáver para tirarlo. Esto hará que haya malos olores y se pudra allí mismo.
Como recomendación final, es importante que contactes con una empresa especializada cuando sepas o creas que hay una plaga de roedores en tu casa, oficina, jardín o en cualquier otro lugar. La ayuda profesional es lo mejor en estos casos ya que está en juego la salud.