La limpieza, la desinfección y la higiene, también en nuestra vivienda, son fundamentales para preservar nuestra salud. Con motivo de la celebración el pasado 7 de abril del Día Mundial de la Salud repasamos varias normas de higiene que nos ayudan a mantener nuestro estado de salud en perfectas condiciones.
Aseo diario
Mantener la higiene corporal es sumamente importante. Nuestra piel forma una barrera que nos protege de las agresiones externas. De este modo, la suciedad y el polvo se depositan en ella y pueden producir, a consecuencia de ello, descamación. Además, la piel es la encargada de regular nuestra temperatura corporal y, por tanto, de producir sudor. La suciedad y el sudor, unido a la falta de higiene, provoca que la piel de nuestro cuerpo emita un olor desagradable y que porte gran número de gérmenes. Una correcta higiene permitirá eliminar ese olor corporal desagradable, así como limpiar nuestra piel de suciedad y, por ende, de gérmenes que, gracias a la barrera natural de nuestro cuerpo, no han pasado al interior del organismo.
Manos limpias
Relacionado con la higiene diaria, lavarse las manos es indispensable para nuestra salud. En ellas se depositan gérmenes, pero también con ellas desarrollamos el sentido del tacto en su máximo esplendor. Todo lo tocamos con las manos, lo cogemos con las manos..., y luego con esas manos preparamos alimentos, cocinamos y comemos. Las manos son transmisoras de muchas enfermedades e infecciones. De ahí que sea imprescindible que nos lavemos las manos cada vez que vamos al aseo, que venimos de la calle, que vamos a cocinar, a comer…
Desinfectar también nuestro hogar
Los gérmenes pueden aparecer y proliferar en distintos espacios de nuestra casa, algunos de ellos sometidos a condiciones de temperatura y humedad que lo hacen proclive para ello. El suelo, la cocina y los baños, los sillones y sofás, las alfombras, los colchones… son lugares donde el polvo, los ácaros y las bacterias pueden hacer aparición y desarrollarse. Desinfectar de manera habitual estos espacios es fundamental para preservar nuestra salud.
En la cocina es importante que mantengamos limpias y desinfectadas todas las superficies que están en contacto con los alimentos, como encimeras, tablas de cortar, cacerolas y sartenes, etc. También los suelos deben estar limpios para impedir que, además de polvo, encontremos indeseables insectos pululando por él.
El baño es otro de los lugares sensibles a la aparición de gérmenes e insectos. Desinfectar diariamente los sanitarios y mantener el suelo limpio es requisito imprescindible para evitarlo.
Además de estas zonas sensibles, los muebles tapizados, los colchones, las alfombras y cortinas son los espacios preferidos para que ácaros y bacterias campen a sus anchas. Pasar la aspiradora por sus superficies con frecuencia eliminará los restos de polvo y los arácnidos microscópicos asociados a él. Pero también deberemos desinfectar sus superficies con agua y amoniaco, vinagre u otro producto desinfectante, para impedir que las bacterias y la suciedad pueda poner en riesgo nuestra salud.
Con esta serie de pautas evitamos exponernos a gérmenes comunes y, por tanto, ayudamos a preservar nuestra salud, sobre todo si tenemos alergias, enfermedades respiratorias o afecciones de la piel. Combinado con una dieta sana y equilibrada y con la práctica de ejercicio físico podremos reducir la incidencia de algunas enfermedades, prolongando nuestro bienestar.