Sabes que no es lo mismo limpiar que desinfectar. Limpiar significa quitar la suciedad y manchas visibles de una superficie, mientras que desinfectar significa destruir o reducir el número de microorganismos contaminantes. Para desinfectar se aplican productos antisépticos que anulan o reducen al mínimo los microorganismos para prevenir infecciones, mientras que si limpio con cualquier producto como un detergente doméstico no desinfecto la superficie. En nuestra cocina cuando limpiamos muchas veces ponemos lejía en el lavado de mesadas, muebles y electrodomésticos junto con el detergente, esto no desinfecta correctamente.
La lejía o hipoclorito sódico es un producto desinfectante que es ideal para utilizar, pero diluido, en la desinfección de la cocina. Los únicos inconvenientes que tiene son su fuerte olor y que mancha los uniformes o ropa que no sean blancos o resistentes a la lejía. La manera correcta de limpiar nuestras superficies de cocina es primero preparando un cubo con agua y detergente, aplicando si es necesario desengrasante donde la suciedad y la grasa sean más resistentes, limpiando todo con bayetas, restregando con catch brote y nanas metálicas.
Cuando hemos retirado la suciedad por fricción y creemos que ya se ha desprendido toda aclaramos y repasamos con bayetas dejando las superficies limpias, quitando la suciedad desprendida. Luego debemos aclarar bien y preparar una solución con lejía y agua al 5%, por ejemplo en 3 lats de agua 300 ml de lejía, es decir un vaso y medio.
Debemos ponernos guantes para evitar el contacto con esta disolución y entonces aclaramos todas las superficies, siendo lo más correcto para finalizar, secar con papel o un paño limpio para no contaminar nuevamente. De esta forma evitamos que continúen a pesar de la limpieza los microorganismos en nuestra cocina poniendo en peligro nuestra salud.
Entonces luego de limpiar, desinfectar con lejía así tendremos una cocina limpia, segura y libre de gérmenes.
