No todas las empresas de limpieza ofrecen estos servicios debido a la complejidad de los mismos y la preparación sumamente especializada que requieren los profesionales que la realizan. Por ello, en este artículo queremos contarte en qué consisten realmente las limpiezas verticales y cómo trabajan los expertos que la llevan a cabo.
Carentes de reconocimiento profesional hasta la década de los 80, los trabajos verticales están regulados actualmente por la ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales; el Real Decreto 773/1997, de 30 de mayo, sobre disposiciones mínimas de seguridad y Salud relativas a la utilización por los trabajadores de equipos de protección individual; el Real Decreto 1215/1997, de 18 de julio, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo; el Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de construcción, y el Real Decreto 171/2004, de 30 de enero, por el que se desarrolla el artículo 24 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, en materia de coordinación de actividades empresariales, entre otras normas.
Entre estos trabajos verticales se encuentran las limpiezas verticales o en altura, que son las que tienen como objetivo la limpieza de superficies situadas en altura, como los cristales y ventanas de edificios y rascacielos.
Las limpiezas verticales son aquellas que se producen en lugares peligrosos e inaccesibles; son, como ya hemos definido, limpiezas muy arriesgadas, que solo las realizan especialistas con sobrada experiencia que cuentan con la ayuda de elementos como andamios, arneses, cuerdas, etc. Durante las limpiezas verticales los profesionales se encuentran en todo momento, 8 horas de trabajo, suspendidos en el aire sobre un asiento que está sujeto con cuerdas o dentro de góndolas metálicas suspendidas por cables de 7 mm grosor.
Estos profesionales emplean para su trabajo dos tipos de cuerdas completamente independientes: una de ellas es la cuerda de seguridad, que está conectada a un dispositivo móvil anticaídas. La otra es la de trabajo propiamente dicha, que, unida a un dispositivo fijo de descenso, permite subir y bajar en el transcurso de la tarea de limpieza.
De igual modo, los trabajadores suelen estar equipados con equipos de protección individuales anticaídas, pero también con equipos de escalada y alpinismo (anclajes, anillos de cinta, bloqueadores, cintas, etc.).
De hecho, los especialistas que la efectúan necesitan cumplir unos requisitos especiales que resultan imprescindibles para el trabajo en altura. Dada la singularidad de estos trabajos, no todos los profesionales de la limpieza pueden realizarlas. Deben contar con una formación específica y una preparación determinada y tienen que tener una experiencia previa en trabajo en altura para poder desenvolverse con seguridad en este entorno tan peculiar.
Como es lógico, la formación cuenta con ejercicios prácticos y teoría sobre construcción de edificios y ensambladura de estructuras y, por supuesto, sobre seguridad, vital en este espacio. A esa distancia del suelo estarán solos; se hace imprescindible, por tanto, que tengan sobrados conocimientos tanto teóricos como prácticos sobre el trabajo a desempeñar. Sobra decir que la preparación física es obligatoria.
Además, tienen que estar mentalizados y preparados emocionalmente para desempeñar esta tarea. Es decir, además de reunir preparación física y formación deben contar con un entrenamiento psicológico especial que les dote de mecanismos para hacer frente a episodios de nervios, ataques de pánico, ansiedad, mareos… durante su jornada de trabajo, que únicamente se ve suspendida si las condiciones meteorológicas ponen en riesgo la seguridad de los trabajadores, cuando el viento o la lluvia intensa pueden hacen imposible realizar la limpieza son seguridad para los profesionales.
Las limpiezas verticales son una de las limpiezas más exigentes que existen; de ahí que sea necesario realizar de manera habitual cursos de formación, especialización y seguridad. Un solo fallo puede acabar en desastre. Por ello, la preparación y la revisión previa de todos los materiales cada día de trabajo antes de iniciar la jornada resultan imprescindibles para que la limpieza se desarrolle de manera correcta, pero sobre todo, segura.