Llega la factura del agua a casa y nos asustamos porque el importe de la misma es muy elevado. Entonces pensamos: ¿tanto hemos gastado este mes, o es que tenemos una fuga?
Las fugas de agua son difíciles de localizar. La factura nos puede dar una pista de que algo anormal pasa, pero no siempre se debe a un escape de agua. Por ello, es importante descartar si el aumento del importe de la factura está detrás de una fuga o simplemente debemos reducir nuestro consumo para evitar sustos innecesarios.
¿Cómo detectamos una fuga?
Como acabamos de decir, el recibo de la factura es un primer indicio, pero no es concluyente. Por ello debemos buscar otros hechos que respalden nuestra sospecha. Basta con realizar unas pequeñas comprobaciones para saber si estamos malgastando agua sin saberlo.
- Revisa todos los grifos de la casa. Asegúrate de que las llaves estén bien cerradas, también las de paso. Muchas veces, con las prisas, no cerramos bien los grifos y estos se quedan goteando durante el día.
- Observa las tuberías de los lavabos y del fregadero. A veces la fuga puede localizarse en el codillo que hace la tubería debajo del mueble. Para saber si aquí está el problema, podemos poner un recipiente seco o papel de cocina y observar si se moja.
- Presta atención a la cisterna del inodoro. Muchas fugas de agua empiezan aquí, en cisternas que gotean. Muchas veces no se aprecia a simple vista. Para comprobar si realmente la cisterna pierde agua, podemos echar un poco de tinte al agua del depósito. Si al cabo de un rato hay restos de color en el inodoro, sabremos que es la cisterna la causante del elevado consumo.
- Mira el contador del agua. Un consejo que ofrecen las compañías de agua para saber si tenemos una fuga es mirar el contador del agua. Apunta la cantidad que aparece en él. Luego ve a casa y cierra todas las llaves de paso, y la general. Espera unas horas antes de bajar y comprobar si el contador se ha parado o sigue corriendo. Si la cantidad es mayor y este sigue corriendo a pesar de las medidas tomadas, tendremos una fuga.
Muchas veces el problema no se detecta a simple vista, sino que la fuga está en las tuberías que van por el interior de paredes y suelos. De ahí que sea importante revisar el contador del agua, porque nos informará de que el agua sigue saliendo aún con grifos y llaves cerradas.
Si el problema no está a simple vista podemos intentar localizar el foco posible de la fuga. Es conveniente que tengamos un plano de nuestra vivienda que refleje la instalación de agua, por dónde transcurren las tuberías, incluidas las de la calefacción, pues el problema puede estar ahí. Si no, tendremos que ir a tientas, tocando las paredes cercanas a los puntos de agua o por donde creamos que pasan las tuberías. El objetivo es saber si están frías o húmedas, es decir, descubrir si el problema puede estar en esa zona. También podemos observar el suelo. Si tenemos tarima o parqué, podemos observar su estado en las áreas próximas a los sistemas de calefacción. El suelo de madrea se torna oscuro y tiende a levantarse con la humedad.
Cuando demos con la fuga o intuyamos donde se puede localizar, habrá que llamar a la compañía del seguro para que venga a arreglarla. De este modo, el importe de nuestra factura volverá a bajar y no malgastaremos más agua.