Las limpiezas traumáticas son aquellas especializadas en limpiar viviendas o habitaciones en las cuales se ha producido algún tipo de suceso violento. Son empresas profesionales que borra las huellas que la basura o la sangre deja en paredes y suelos.
Cuando se comete un delito con violencia en un domicilio, automáticamente este espacio se convierte en el escenario de un crimen. Tras la investigación pertinente, en la vivienda quedan visibles las huellas del delito cometido (asesinato, mutilación, suicidio…), sangre y demás restos orgánicos que impiden que ese espacio sea habitable en esas condiciones.
Es cuando entran en acción las empresas dedicadas a limpiezas especiales. Estas son las encargadas de desinfectar y limpiar las evidencias del suceso y dotar a la vivienda de habitabilidad para una nueva ocupación.
Poro no solo trabajan en casos de crímenes. También son los encargados de limpiar muertes desatendidas y aquellas viviendas cuyos dueños padecían síndrome de Diógenes. Son estos profesionales los que eliminan la basura acumulada por el propietario y acaban con las plagas y la suciedad que estos residuos hayan podido generar en la casa.
No solo limpian, también desinfectan y dotan de salubridad a la vivienda. En nuestro país no existe ninguna norma legal que regule los requisitos de salubridad para que una vivienda pueda ser ocupada de nuevo. Pero estos profesionales saben que, si no se desinfectan bien, los siguientes propietarios están expuestos a virus y bacterias que desembocan en enfermedades graves. Por ello su labor es sumamente compleja y delicada.
Aunque a priori pueda parecer una tarea sencilla, no lo es. Amén de la protección que los operarios necesitan para llevar a cabo su labor, estos trabajadores tienen que investigar zonas donde puede haber restos y limpiarlos a conciencia. No basta con fregar solo el suelo. A menudo, tienen que levantar la tarima y desinfectarla, raspar paredes y pintarlas de nuevo, acabar con los gusanos y las larvas que se ocultan en los marcos de las puertas, exterminar las ratas y los insectos, limpiar los restos de efluvios de colchones o tapicerías, separar la basura…
Aunque van protegidos con trajes impermeables y con mascarillas especiales, que impiden que pase cualquier resto de suciedad, son conscientes del suceso que allí se ha producido no solo por la vista sino también por el olfato. Por eso suelen ir ataviados con un ozonizador, que desinfecta el aire con ozono, y un ionizador, que permite respirar aire limpio. Ambos aparatos tienen una gran potencia. El primero de ellos es altamente irritante, razón por la cual no puede estar desprendiendo gas más de 10 minutos. Es el primero que se emplea, ayuda a desincrustar los restos y facilita la tarea de desinfección. El ionizador se enciende al final, para borrar definitivamente cualquier rastro que recuerde lo que ha sucedido.
Por supuesto, los técnicos que trabajan en este tipo de empresas deben contar con una preparación psicológica especial. No todo el mundo sirve para afrontar una limpieza de estas características. Pero, además, teniendo en cuenta que se enfrentan a restos de diversa categoría que implican el uso de productos adecuados en función de cada caso, suelen tener conocimientos previos sobre bioquímica, descomposición de residuos orgánicos, infecciones, evolución vital de los insectos y roedores, etc.
Y, por supuesto, tienen que tener tacto para lidiar con familias conmocionadas por la tragedia que solo ansían olvidar lo sucedido.