Independientemente del uso que se les dé a ambas, el profesional de la limpieza que acuda debe saber responder en todas las circunstancias, por lo que, conocer las técnicas de limpieza más eficaces le ayudará a realizar correctamente el trabajo.
En el caso del baño, se recomienda empezar por la bañera, retirando todos los restos que puedan quedar y aplicando el producto de limpieza con una esponja suave para no dañar el esmalte.
Si hay manchas de moho u óxido se deben emplear desinfectantes con base de cloro, dejarlo actuar y aclarar pasados unos minutos. Y para las manchas más resistentes se puede emplear una mezcla de trementina y alcohol blanco y aclarar con jabón neutro y agua caliente.
El procedimiento es similar en el resto de sanitarios –lavabo, bidet e inodoro-, aunque se debe prestar especial atención al inodoro, donde se emplea la escobilla y un producto adecuado –como la lejía o el amoniaco- para desinfectar correctamente el interior de la taza.
Para el interior de la cisterna se debe emplear una escobilla de mango largo para retirar toda la suciedad acumulada. Acto seguido se levanta el flotador y se desagua para poder limpiar el interior con un paño empapado con desinfectante. También puede colocarse algún tipo de pastilla clorada o añadir unas gotas de gel desinfectante.
Otro elemento al que hay que prestar atención es la grifería, ya que, dependiendo del material, se empleará un tipo de producto u otro. En general, se deben utilizar escobillas pequeñas y suaves para alcanzar todos los rincones y paños o esponjas que no sean rugosos para no arañar el material.
Por ejemplo, en los grifos cromados resulta especialmente eficaz frotar con medio limón para eliminar las manchas de sarro, y en los de madera, una solución de agua y lejía que posteriormente deberá aclararse con agua templada y secarse. Para los acabados esmaltados o dorados hay que emplear siempre productos específicos y secarlos después del uso para evitar el desgaste.
Por otra parte, para el alicatado y la cortina de la ducha, que suelen ser los elementos que más humedad acumulan, se debe usar un cepillo pequeño en las juntas y un paño impregnado de desinfectante para evitar la aparición de hongos.
Si el revestimiento o cualquier otra superficie es, por ejemplo, de mármol, se requieren cuidados especiales porque no se pueden emplear sustancias abrasivas. Deberá limpiarse con un paño suave y abundante agua con unas gotas de vinagre o algún producto específicamente pensado para ello.
Por último, los vidrios, las mamparas y los espejos podrán limpiarse con un limpiacristales convencional y un paño suave y el suelo, en función del material, aceptará o no los diferentes friegasuelos que hay en el mercado.